Las culturas argentina y castiza confluyen en este local
Escondido en las calles del norteño barrio de Lacoma en Madrid, se halla el restaurante argentino El Viejo Almacén de Buenos Aires. Llegar resulta algo complicado para los que no conocen su ubicación pero no es habitual encontrar tesoros en mitad de la calle, ¿verdad?
Al llegar, nos saluda un audio que reza: «che, que bueno que viniste». Un detalle que me sorprendió inmensamente. Entramos y te encuentras con un local no muy grande, con un ambiente íntimo pero enérgico a la vez. Las mesas están abarrotadas de parejas y familias unidas por la conversación y en medio de la sala, dos músicos con bandoneón, guitarra y voz amenizan la cena. Las paredes están repletas de cuadros, fotografías y pósters así como frases y citas famosas.
Atravesamos un pasillo para alcanzar la mesa que nos tenían reservada, codo con codo con Lionel Messi (en un póster, claro). Las mesas son como las que albergaban las máquinas de coser de nuestras abuelas, con su pedal, biela y volante. La mesa nos aguarda con aperitivos mientras esperamos a César, el dueño del local.
Cuando llega, nos cuenta un poco la historia del restaurante, pues tiene una marcada e interesante tradición familiar. Sus padres abrieron el primer restaurante argentino en España en Asturias para después llevarse la música a Madrid capital. Su primer local abrió en Saconia en 1975. Dos años más tarde, el local se les quedó pequeño y se trasladaron a la calle Villaamil en el antiguo barrio de Peña Chica. Finalmente y, expropiado el local de Villaamil, se asentaron en su nueva ubicación en Lacoma. Hoy, van camino de celebrar su 42ºaniversario.
La carne es el gran protagonista del restaurante. De Argentina traen el lomo alto y el lomo bajo; de Uruguay, el cuadril y la medialuna de vacío; y de España y Europa en general, la carne de vaca, entraña, asado, chuletón… De tal calidad es la carne, que los clientes se desviven por saber dónde lo consiguen.
Dejamos el devenir de la cena en manos de César para que nos deleite con lo mejor de la casa. Para beber, cuentan con una sofisticada selección de vinos para maridar con la carne además de cervezas. Pero, para los abstemios por necesidad o devoción, cuentan con refrescos y agua. César nos recomienda un vino: La Mascota Cabernet Sauvignon de 2016. Lo catamos mientras degustamos el queso y el foie acompañado de regañás.
Es entonces cuando llegan los entrantes. Primero, la clásica empanada argentina: una de carne y otra de queso y cebolla. Una textura crujiente magnífica y un sabor espectacular. Las especias le dan el toque justo de picante para avivar el apetito. Después, nos traen un chorizo criollo y morcilla absolutamente deliciosos.
Para rematar la primera fase de lo que iba a ser una intensa comilona, nos traen una sartén de queso frito denominada Provoleta, un queso provolone fundido a la parrilla. La presentación del plato invita a hundir un pedazo de pan en su centro para rescatar el queso fundido que se esconde bajo la superficie. Para los amantes del queso es todo un placer para la vista y el gusto. Lo acompañamos con una selección de mollejas a la parrilla, que aderezados con un toque de limón, adquieren un sabor increíble.
Llegados a este punto, empieza el auténtico festín de la carne. Para comenzar, nos traen lomo alto de novillo acompañado de batata frita. Aunque nos recomiendan probar la carne poco hecha, puedes elegir el punto del corte a tu gusto. Lo traen con la archiconocida salsa chimichurri. Cada bocado parecía superar al anterior. El punto de la carne permitía apreciarlo en todo su esplendor, tanto así que no necesitaba más compañía. Eso sí, la batata y la salsa chimichurri sumaban a la experiencia.
Para continuar, nos traen cortes típicos argentinos – el asado y la entraña -. La entraña tiene un sabor más dulce y untuoso mientras que el asado, por otro lado, aporta un sabor más potente. Si tuviera que elegir, me quedaría con el asado pero vamos que si puedes ir a por los dos, es altamente recomendable.
Continuar después de todo el trajín que llevábamos encima, ¡aún quedaban los postres! Su protagonista estrella es el dulce de leche. Nos traen una selección de los tres postres más famosas: la tarta de queso casera con dulce de leche, el yogur de dulce de leche y mango y el panqueque de dulce de leche (el postre favorito de Mafalda). El dulce de leche demostró ser el complemento ideal para cualquier postre. Cualquiera de las tres alternativas merece mención aparte, sin lugar a dudas, pero la tarta de queso me ha dejado huella.
Todas las noches se amenizan con tangos en directo con bandoneon y los viernes y sábados también hay parejas de baile. Además, te dan la letra de las canciones para involucrarte en el espectáculo. Y, ahí no acaba la cosa. Eligen al azar a dos voluntarios para darles una masterclass exprés de tango con los bailarines. El mejor – que se decide a través de un clásico aplausómetro – se lleva un diploma acreditativo.
El Viejo Almacén de Buenos Aires destaca principalmente porque la calidad de su comida es astronómica pero no tiene aires de grandeza. Ni quiere hacer ruido ni quiere destacar, sólo quiere ofrecer a su clientela su mejor versión. Así ocurre que aquellos que lo frecuentan, se sienten como en casa. Si andas en busca de un restaurante argentino en Madrid, ya sabes dónde ir. Pero, ojo, si vais en las noches de espectáculo no olvides sumarte al coro. ¡El que no canta paga doble!
Datos de interés:
Qué: El Viejo Almacén de Buenos Aires
Dónde: C/Ramón Gómez de la Serna, 4
Cómo llegar: <Metro> Lacoma (L7) <Bus> 49, 67
Horarios: M – J de 13.30-16.00 h y de 21.15 a 23.30 h | V y S de 13.30-16.00 h y de 21.15 a 00.00 h | D de 13.30-16.00 h
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