Vermú, tardeo y copas en Chamberí
Podríamos decir que el Bar Trafalgar no pasa desapercibido por sus grandes cristaleras, o tal vez por su terraza, inclusive por la pedazo de esquina que ocupa entre la calle Alburquerque y la calle Palafox en Chamberí, pero todos esos… son detalles insignificantes, este bar no puede pasarte desapercibido, porque este bar mola, mola mucho y eso lo sabes según pones el primer pie en el local.
El bar tiene personalidad, si fuese una persona, diríamos que es arrollador, apabullante, impetuoso, ya paro con el diccionario de sinónimos, pero de verdad que no pasa desapercibido. El local es amplio, y te da sensación de ello, no hay nada que cuelgue del techo, y cuentan con un botellero gigante pegado en la pared que da la sensación de que todo está en orden. Hay una barra con forma de U en el medio, que tiene una báscula con una sobrasada de Mallorca GIGANTE! (este dato me parecía importante contarlo), cuenta con las mesitas de manera ordena al lado de la pared, bueno mejor dicho, debajo de los grandes ventanales, pues apenas existe un murito que hace de pared y el resto son ventanales abatibles que te dan la sensación de estar en la calle, aun estando dentro del local, y con la zona de mesas separada, se te queda una pista con un billar, que por la noche hace que adopte la condición de uno de los bares de copas con más rollo de Madrid.
Esto es cuanto el local, pero la oferta gastronómica, no se queda atrás. Nos pusieron dos cartas, bueno corrijo, nos pusieron una cartita, la de la comida y un señor cartón, el de las bebidas, esto intuimos que nos quería decir algo… somos así de suspicaces. La bebida que quieras seguramente la encuentres en esa súper carta, vino, cerveza, cócteles, cócteles, cócteles, sí sí lo pongo tres veces porque una sola vez no haría justicia a la cantidad de cocteles con los que contaba el local.
En cuanto a la comida, que no te engañe lo de la cartita, tiene lo justo para estar de cerveceo o de copas con tus amigos y decir, vamos a picar algo y ya será la excusa perfecta para no salir de allí, pero no serán las raciones de siempre, nosotros probamos el foei hecho en casa (si eres un loco/a del foei como yo, es obligatorio que lo pruebes); probamos también ajillo de corvina, que es una especie de carpacho de corvina, con el toque a ajito, pero de manera sutil, que estaba muy rico; también pedimos la ventresca de atún rojo a la brasa, pequeños dados de atún que se te deshacen en la boca; y por último el pepito de solomillo de vaca vieja, con este teníamos dudas, porque los pepitos algunas veces, están un poco duros, pero nada, se come igual que un sándwich, además a parte de blandito estaba delicioso, y cuando pensábamos que no podíamos más… vimos que en la carta había torrija… así que un par de cucharas y una torrija para compartir, estaba muy blandita también, pero sin estar super empapada, lo justo para darle ese toque a torrija, y por su puesto, probamos la maravillosa sobrasada antes de empezar.
Fuimos por la mañana, y es que el sitio invita a empezar con el vermú, comer algo, hacer tardeo, volver a picar algo y terminar de copas, vamos un local de los que nos gustan a nosotros, para quedarte a vivir, nunca mejor dicho. Así que volveremos mínimo a lo de las copas y a gastar taco en ese precioso billar.
Datos de Interés:
Qué: Bar Trafalgar
Donde: Calle Alburquerque, 14 (Entrada por Calle Palafox)
Cuando: Domingo a Jueves, de 13 — 2h. | Viernes y Sábado, de 13 — 2.30h.