Los tres últimos años, especialmente desde el 2020 al 2022, han provocado un cambio absoluto de paradigma en toda la sociedad. La pandemia y el confinamiento han provocado que mucha gente recapacite y le otorgue una importancia máxima a lo que verdaderamente lo tiene, pasar tiempo en familia, disfrutar de los buenos momentos juntos y comprender que, cuando se está en armonía, no es necesario aspirar a grandes momentos o logros increíbles, sino que es mejor disfrutar de los buenos momentos.
Esta reflexión generalizada se observa bien en los ratos de ocio. Ahora muchas familias y grupos de amigos buscan fórmulas de entretenimiento más accesibles, como por ejemplo los juegos de mesa. En 2020, el año más impactante del Covid 19, estos productos aumentaron sus ventas en un 18%.
Pero además, encontramos otro ejemplo en la lectura, pues el número de lectores frecuentes creció casi en un 3% con respecto a 2019, con una media de 7 horas y 25 minutos a la semana, según desveló el Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros en España 2020.
¿Cómo son los juegos de mesa actuales?
Volviendo a los juegos de mesa, de esta bonanza no solo se han beneficiado los tradicionales, sino que ha aparecido una poderosa industria a nivel internacional que quiere saciar las demandas de los juegadores de mas modernos. Ahora los consumidores ya no solo nos contentamos con tirar unos dados y avanzar unas casillas. Los juegos contar una historia, ser colaborativos y obligar a los jugadores tomar decisiones para que se sientan protagonistas de la experiencia.
No obstante, aquí caben todo tipo de variantes, desde juegos sencillos como Virus, que lleva años entre los más vendidos del mundo y su dinámica es bastante fácil pero muy entretenida; hasta otras elecciones que obligan a sesiones de varias horas en torno a una mesa.
En realidad, en su intento de ser exitosos, los juegos echan mano de distintas estrategias. La más importante es que atrape a los participantes, sin importar si el juego es más o menos complejo. Así, volviendo a los juegos clásicos, no hay nada más entretenido que la oca, el parchís o las partidas de cartas.
Cada verano vemos en numerosas playas de España a miles de personas echando partidas de parchís o de cartas, con el exitoso Uno como gran protagonista. Y si vamos no tanto a la playa, sino a espacios urbanos como parques o los paseos marítimos, hay miles de espacios para jugar al dominó o al ajedrez.
Alejarse de la tecnología… o reutilizarla para reinventar juegos clásicos
Los juegos de mesa ofrecen opciones infinitas de entretenimiento. Existen productos para todos los niveles, con temáticas muy variadas y con dinámicas muy diferentes entre sí. En estos últimos años, uno de los que más popularidad ha ganado es el Pandemic, que experimentó un repunte de ventas muy alto por su temática.
En él, los jugadores se meten en la piel de científicos y técnicos encargados de aplacar enfermedades víricas que se extienden por todo el planeta. Pandemic es del año 2007, pero, ¿entendemos ahora por qué ha tenido tanto éxito? Al final, hay que tratar de mirar la vida con buenos ojos, con optimismo, aunque la realidad no invite a ello.
Hasta ahora, todas las fórmulas de entretenimiento intentaban alejarse de la tecnología, porque, para qué negarlo, vivimos inundados y absorbidos completamente por ella. Sin embargo, desde la tecnología y la informática también se le puede dar la vuelta a la tradición. En los últimos años hemos visto cómo se han puesto de moda aplicaciones para jugar al parchís desde el smartphone, hacer lo propio con juegos de palabras, de preguntas y respuestas o con el bingo online juego.
Al final, es una buena forma de disfrutar de una actividad ociosa con la familia o con los amigos cuando no estás con ellos. Y si tenéis unos días de asueto, de descanso, con por ejemplo ahora la Semana Santa, se pueden alternar ambas opciones: las más clásicas: Trivial, Monopoly, Risk, la Jenga… y otras que buceen en sistemas más modernos, como el citado bingo online o el ajedrez o los pasatiempos desde los dispositivos móviles. Y todo esto, sin olvidar la lectura, que también puede resultar apasionante.