Para disfrutar como un chino con sus chinadas
Lo confieso, soy una enamorada de China, y de todas las chinadas, y para disfutar como una china de Madrid que mejor lugar que el Chinatown madrileño, el barrio de Usera.
La presencia de la Comunidad China en España se remonta a principios del siglo XX, pero la mayor migración se produjo entre las décadas de los 70 y 80 debido principalmente a la saturación de la oferta gastronómica china en el resto de Europa y al aumento del nivel de vida en España que fomentó la restauración como forma de ocio y búsqueda de nuevos sabores.
La cocina es historia, tradición, conocimiento, contexto y un vehículo de todo ello en cada bocado. No hay mejor embajador cultural de un país que la gastronomía, así que empecemos por aquí…
Parada obligatoria es el famoso Royal Cantonés (calle Olvido, 92), máxima representación de la cocina cantonesa, donde es imprescindible pedir la cazuela de tendones, la flor de loto salteada y la ensalada de medusa.
Además, recomendaría hacer una parada en Jin Yun Shao Bing (calle Nicolás Sánchez, 59) para probar sus famosas tortas de carne, rellenas de carne de cerdo y verduras encurtidas.
Para los amantes del picante, la opción más acertada serán las especialidades de la región de Sichuán al sur del país. Un ejemplo son las Shaokao, o barbacoas chinas, que suelen acompañarse con ingredientes súper picantes. El cerdo cocinado dos veces es otro plato tradicional chino de la región de Sichuán, muy picante y que se hace en el wok en dos tiempos. Estas delicias se pueden encontrar en Baiwei (calle Arquitecto Sánchez Arcas, 5) o en el Picante de Sichuán (calle Dolores Barranco, 10).
Otro plato muy demandado y que seguramente ya conoceréis, pues se está popularizando cada vez más, es el Ho-kuo, Hot pot o fondue china, una olla de caldo con pescado o carne, verduras y fideos en la que cocinamos los ingredientes que elegimos crudos. El restaurante Mr. Doulao (calle Olvido, 46) es uno de los modernos restaurantes chinos en el que puedes comer con tu vitrocerámica individual para calentar tu propio Ho-kuo.
Si por el contrario lo que estás buscando es un chino, chino, chinazo, no dejes de entrar en Lao Tou (calle Nicolás Sánchez, 35) para vivir una verdadera experiencia y disfrutar de sus setas con anacardos.
¿Y el pato Pekin? Desplumado, lavado y secado en barreños en el propio local para después someterle a los tratamientos especiales para que al asarse quede la piel muy crujiente, y el mejor lugar es el Asador de Patos Tong-Fu (calle Nicolás Usera, 71).
¿Y si nos atrevemos a experimentar con la cocina china en casa? Pues aunque casi todo lo que venden pueda sonaros a chino, hay ciertas cosas básicas que conoceréis como los brotes de soja, la salsa de ostras, las empanadillas congeladas, el tofu, los fideos de arroz… ingredientes que en el supermercado son un poco caros pero que aquí están tirados de precio. Descubrid la gran variedad de verduras chinas, y alucinad con la cantidad de bebidas de aloe vera, de arroz, pescado seco… hay varios pero os recomiendo el Supermercado Wenzhou (calle Dolores Barranco, 70)
Para hacer la digestión acércate a alguno de los nuevos modernos cafés a disfrutar de un té matcha. No, no es ninguna ironía, los locales han evolucionado al ritmo que los gustos de las nuevas generaciones de chinos, y en Usera podemos encontrar locales chinos con música contemporánea y decorados con gusto, un ejemplo es Lomite (calle Nicolás Sánchez, 71) . Aquí no puedes dejar de probar el curioso Bubble Tea o té de burbujas de origen Taiwanés. Y para el dulce de después pásate por la pastelería Ovlsok (calle Nicolás Usera, 73) donde elaboran dulces como la pasta de nueces y la pasta de oro o los rollos de bizcocho rellenos de té verde o de taro (una planta asiática).
Y que mejor manera para terminar de digerir la comida que en uno de los centros de belleza chinos, donde por poco dinero te hacen de todo. Un corte de pelo, la manicura, un masaje facial, corporal… Especialistas en tratar el pelo liso, sus peluquerías están abiertas hasta tarde y los precios son muy asequibles.
También podemos aprovechar el desplazamiento para conocer un poco más de su cultura y visitar un templo budista. Uno de los más famosos se encuentra en la calle Luis de la Torre, 12. Tiene unas puertas de cristal que dan paso a una estancia para rezar repleta de budas dorados y ramos de flores. En él se profesa el budismo tártrico tibetano y se reúnen a rezar, hacer los bailes típicos, a practicar Tai-chi o a meditar.
Y no podemos irnos sin marcarnos una sesión de KTV, o karaoke chino, en el que alquilar una sala privada con bebidas para disfrutar de una sesión frenética música china y juegos de cartas. Hay uno en la calle Dolores Barranco, 52.
En definitiva, ir a este Chinatown madrileño es una experiencia vital de iniciación en la cultura china, para conocer cómo viven y sus costumbres, y acercarnos a esta gran comunidad que nos abre sus puertas, y nos recibe con los brazos abiertos.