El poder de lo cotidiano.
Amanece un nuevo día y ante nosotros aparece un panorama lleno de rutinas y compromisos, pero ¿quién dijo que lo rutinario o cotidiano es malo?. Tenemos memorizado que rutinas como ir al gimnasio o salir a andar son buenas, con lo que el tomar una copa de vino al día debe de ser buena por narices.
No es que nos hayamos vuelto locos y queramos que todo el mundo acabe el día bebido, al contrario, todo en su justa medida es bueno y el vino no es una excepción. Y es que siempre desde un consumo moderado el vino es bueno, lo dicen todos los expertos en medicina, una copa al día ayuda a proteger nuestro corazón.
En estos tiempos modernos, donde en muchas ocasiones en que ponemos la televisión vemos en nuestras series o películas favoritas que los personajes se están tomando una copa de vino al llegar a casa después de un duro día de trabajo. No hace falta que nos vayamos a Hollywood para hacer eso, cada uno de nosotros en nuestros hogares podemos hacer lo mismo. Nada mejor que llegar a nuestra cocina destapar una botella de vino y servir dos copas para deleitarnos en la mejor compañía posible, de uno de los grandes placeres del día, mientras picamos algo y preparamos la cena.”
Pero este placer no debe solo de quedarse en la comodidad de nuestros hogares, puesto que puede ser mejor que hacer el famoso ¨afterwork¨ disfrutando del fin de la jornada laboral que con nuestra copa de vino en la mano. Además la gente verá en nosotros a alguien que sabe del tema y que tiene buen gusto al elegir su bebida, con lo que la ganancia será doble.
Por eso en estos tiempos que corren donde siempre vamos con prisas y tendemos a perder un poco la vista en lo presente, abogamos por disfrutar de los placeres cotidianos, esos del día a día, que al final son los que quedan marcados en nuestras memorias. ¿Quién no se acuerda de aquella declaración de amor que hicimos o nos hicieron con una copa de vino como perfecto espectador?.
En la Antigua Roma ya se veneraba al dios Baco como divinidad del vino y la vendimia. Con el paso del tiempo se sigue venerando este elixir que manaba de las uvas, lo que nos lleva a pensar que si en el la antigüedad se hacia, ¿por qué no seguir haciéndolo ahora?
Por eso y por otros muchos más motivos como este debemos de seguir manteniendo la tradición de disfrutar de los mejores momentos con el vino como protagonista, eso sí, siempre con moderación.