El arte de contar historias
Una comedia imparable, tras más de 1000 funciones representadas y muchos éxitos cosechados, con 4 temporadas consecutivas a sus espaldas en Madrid, ( y cruzamos los dedos porque sean muchas más) y después de ir a verla, nos parecen pocas, pero para todo aquel que quiera saber de qué hablamos, pueden ir a disfrutarla hasta el 26 de mayo en el Teatro Amaya.
La obra nos narra la historia de las desventuras y vicisitudes que atraviesa una humilde y disfuncional compañía de teatro universitario para representar la obra “Asesinato en la mansión Hammersford”, que sigue el argumento de un típico libro de Agatha Christie de forma muy genérica.
La metanarrativa comienza ya desde el principio, y vemos que no sólo sirve para hacer reír sobre este tipo de obras mil veces vistas y representadas, sino que consigue generar una serie de sketches únicos e hilarantes, que van creando un clima de desesperación creciente cuanto mayor es el destrozo del escenario, y que culmina con una escena apoteósica con todos los personajes en un estado prácticamente psicótico.
La obra es divertidísima en todo momento, y se vale de absolutamente todos los elementos presentes en el espectacular escenario construido para generar cada vez más comedia. Mención aparte al diseño de este, es espectacular.
Las equivocaciones, los descuidos, y el atrezo mal colocado o directamente inexistente. Pero sobre todo el uso de la máxima del teatro “no niegues nada de lo que sucede en el escenario” son los que consiguen generar momentos hilarantes.
La obra está brillantemente escrita, ya que consigue que no se haga repetitivo en ningún momento, además tiene un estilo parecido al de los Monty Python, creando además personajes muy distintivos y que reaccionan de forma particular ante las calamidades que ocurren en escena.
Pero no sólo es divertidísima debido a la escritura. Los actores aquí son parte esencial, siendo la coreografía una de las partes más difíciles y elaboradas de toda la función. El timing y la entonación son absolutamente precisos en cada unos de los participantes. Consiguen no solo clavar la comedia hablada sino la comedia física.
El teatro en general tiene una inmediatez que obliga a continuar sean cuales sean las circunstancias. Cada obra es completamente única y especial, y el espectador lo suele percibir como tal. Siempre vemos el esfuerzo de actores, pero quizá no tanto el de los sonidistas, directores de escena, maquilladores, atrecistas o diseñadores de vestuario –nunca se les da a el protagonismo que merecen, o no al menos de primeras (les damos el valor una vez reflexionamos acerca de la obra)–. Pero en esta obra también tienen protagonismo, dejándonos ver la gran importancia que tiene el equipo «oculto» tras el telón, incluso aquí tienen un papel visible.
La función que sale mal creo que habla precisamente sobre la naturaleza del teatro, sobre la naturaleza de este medio en sí, de cómo el esfuerzo de todos crea una visión conjunta, y el fallo de uno solo puede hacer colapsar la función; pero sobre todo habla de cómo no hay dos representaciones iguales, y en cómo cada inflexión del actor, cada improvisación, cada intercambio de dialogo, forman algo irrepetible, y enteramente disfrutable, a pesar de ser la obra con probablemente menos improvisación y más coreografía estrictamente calculada.
Si consigues que tu pasión por lo que estás realizando se transmita, a pesar de que sea excesivamente melodramática, del uso abusivo de las luces, de olvidar constantemente los diálogos, o tildar mal algunos de ellos, de actuar como si estuvieses en una telenovela o la despreocupación por la falta de continuidad, si consigues transmitirla, esa pasión se verá reflejada, y el público disfrutará y compartirá la pasión por lo que estás haciendo. Creo que esta obra es un canto de amor al teatro, y a todos los que lo disfrutan y hacen posible, además de una de las comedias más divertidas que se pueda disfrutar en cualquier medio.
Datos de interés:
Qué: La función que sale mal
Cuando: del 16 de abril al 23 de mayo. De martes a sábado a las 20:00h. Sábados también a las 17:00 y domingos a las 18:00hrs.
Dónde: Teatro Amaya.
Duración: 120 min.
Precio: Desde 19 euros.