Historias bajo el imperio de la emoción.
Por su edad se podría decir que es una autora novel, pero Marta Conejo (1993) a sus 23 años tiene escritas siete novelas, de las cuales dos han sido publicadas.
En el stand virtual que Un Buen día en Madrid ha montado por la Feria del Libro, nos sentamos para charlar con ella sobre literatura.
-¿Cuál es el primer recuerdo que tienes de ponerte a escribir?
Fue a los 11 años, y lo recuerdo como si fuera ayer. Me encantaba inventarme historias sobre libros que había leído, o incluso sobre series. Yo nací en Fuensalida, un pequeño pueblo de Toledo, y allí, cerca de la casa de mi abuela, hay una calle donde apenas vive nadie. Siempre me había dado miedo pasar por allí, y transmití esas sensaciones a una historia que trataba sobre un detective, en plena guerra civil, que investigaba el asesinado en esa calle. Recuerdo haber puesto todo mi empeño y sesera en esa novela de 10 páginas.
-A través de Click Ediciones (Grupo Planeta) dos de tus libros han sido publicados, Bienvenidos a Lúcido y Mis alas por un beso. ¿Ha sido fácil llegar hasta aquí?
Ahora, visto tres años después de haber publicado mi primera novela, no pienso que fuera tan complicado. Pero sí que es difícil atreverte a dar el paso de mostrar tu trabajo, y sobre todo, saber con quién quieres hacerlo – y que ellos quieran publicar contigo – lo realmente difícil del proceso es continuar escribiendo sin perder tu realidad y tu frescura, y sin dejarte influir por las modas que venden más y que te van a asegurar un futuro literario mejor.
-Lo tuyo es el género fantástico. ¿Te gustaría desarrollar algún otro en el futuro?
Yo siempre he pensado que cada libro tiene su época. Aunque siempre me ha gustado la ficción, he tenido acercamientos al romance, a la historia y al drama. Tengo cientos de historias en la cabeza, muchas de ellas son novelas más narrativas y de más complicidad, pero no me veo preparada para ellas; me siento torpe cuando las escribo, como si se me escaparan los sentimientos y emociones de esos personajes. Además, todos sabemos que un libro es un mundo, ¿Y desde cuándo podemos dividir al mundo en un solo género? Todas las novelas tienen varios géneros; ¿O qué sería de la fantasía sin el suspense, sin el romance y sin la pizca de realidad que te hace irte a dormir pensando que te puede pasar a ti?
-¿Qué le recomiendas a los que escriben y encuentran negativas a su paso?
Cuando escribes, debes hacerlo con cierto egoísmo: es un proceso interno que debes disfrutar tú primero, y, si todo va bien, puedes dejar que el resto disfrute contigo. Las únicas barreras que tienen que existir a la hora de escribir son tu propia exigencia y tus ganas de llegar lejos. Si quieres publicar vas a encontrar cientos de negativas, que te harán seguir trabajando en tu novela y seguir perfeccionando. Ante los “no”, escribe. Y ante los “sí”, también escribe.
-Eres una apasionada de las máquinas de escribir, cuéntanos tu relación con ellas.
¡Me has pillado! Una gran amiga – y gran persona – me dijo una vez que yo soy una escritora “de sentir”, y la verdad es que tiene toda la razón. Me encanta escribir a máquina o con pluma. En mi casa siempre ha habido dos máquinas –una eléctrica y una Olivetti preciosa – y algunas las he usado incluso para hacer trabajos en el colegio. Escribir a máquina y a mano hace que tengas que concentrarte más en lo que escribes, y para mí las historias que han fluido en las teclas de una máquina de escribir tienen mucho más matices que los que he escrito a ordenador. Para cada tipo de historia utilizo diferente soporte, aunque últimamente me he quedado sin rollos de tinta.
-Naciste en Fuensalida (Toledo), pero vives en Madrid. ¿Cuál es el rincón de la capital que pondrías como escenario para alguna de tus historias?
Madrid está en todas mis últimas historias. En Mis alas por un beso una de las protagonistas – Clara – es de Madrid, y admite echar de menos el ajetreo de la ciudad. La segunda parte de esta novela, aún inédita, transcurre enteramente en Madrid, y hasta ese momento no me di cuenta de que la ciudad me ha enamorado. Los escenarios que siempre he puesto han sido el Retiro – especialmente la estatua del Ángel Caído, me transporta a cientos de historias – y el edificio Metrópolis. Por otro lado, en Bienvenidos a Lúcido aparece una pequeña cafetería de la zona de Tribunal, que ya cerró.
-¿Qué lecturas tienes entre manos?
Ahora mismo estoy leyendo “Leyendas y cuentos de Japón”, ya que me encanta la cultura asiática, la variedad de diferencias que tienen con la nuestra y cómo expresan sus emociones a partir de pequeñas leyendas.
-¿Qué libro te ha influido para contar historias?
Ha habido muchos que me han ido guiando en las etapas de mi vida. Para no engañarnos, el gusanillo de la escritura empezó con Harry Potter. El libro de El nombre del viento (Patrick Rothfuss) me inspiró y me motivó a seguir con la fantasía, al igual que las sagas de Robin Hobb. Son historias que me han hecho incluso llorar.
-Elige un personaje famoso de alguna de tus novelas preferidas y hazle una pregunta.
Volviendo a Patrick Rothfuss y a su personaje Kvothe en la novela de El nombre del viento, le preguntaría que cómo se las ingenia para vivir el día a día sin preocupaciones, y, sobre todo, que por qué no se enfrenta de una vez a los miedos que le asedian – y que Rothfuss se encarga de contarte en sus tomos.
-¿Cómo llegas a los temas que desarrollas en tus libros?
La mente de un escritor siempre está pensando en historias: me han venido en el tren, en la cama, con amigos, en el trabajo, estudiando, a punto de dormirme… Para mí los temas son como el fuego: aparece una pequeña chispa, una idea que apenas tiene importancia…y va creciendo, se va alimentando…y acaba en incendio forestal dentro de mi cabeza, obligándome a sacarla de mi interior a base de fuerza y letra.
-¿En qué horario te sientes más cómoda para escribir?
Me encanta escribir en las noches de verano, en las tardes de lluvia y de madrugada. Es cuando mi cuerpo se relaja y piensa que no hay nada más entre la escritura y yo. Me he pasado noches de verano enteras escribiendo, y teniendo que madrugar al día siguiente. Pero bueno, todo escritor sabe que si quiere escribir y trabajar a la vez, debe quitarse una necesidad fisiológica.
-¿Cómo fueron tus inicios?
En los inicios escribiendo, mi primer relato tuvo 10 páginas, pero mi siguiente historia, que comenzó a los 11 años, terminó a los 17 y con 1000 páginas. A día de hoy he sido incapaz de escribir una historia tan larga. Y lo amaba: era una rutina de cinco horas diarias, todas las tardes delante del ordenador, escribiendo a brújula, inventándome todo excepto varios puntos importantes. Dejé de escribir a los 13, hasta los 15. No sé por qué lo dejé, pero volví a empezar al encontrar un disquete (sí, un disquete) con la historia sin concluir. Y hasta día de hoy.
Como escritora, ya publicada, al principio mostrar tu obra no es sencillo: siempre me había dado mucha vergüenza hablar de mí y de mis novelas, porque es como lo más interno tuyo. Las primeras entrevistas siempre me dieron miedo, ya que no sabía de qué hablar, y sentía que lo que pasaba en mi interior no importaba a nadie. Poco a poco le vas perdiendo el miedo, y comienzas a valorar a todas aquellas personas que te han leído, que les has hecho sentir algo con tus palabras, que repiten frases de tu novela… ¡De tu novela! Frases que tú has escrito apenas sin pensar, que salen de ti, y ellos la toman como bandera. Es fantástico perder el miedo y tirarse por el precipicio.
-¿Hacia donde quieres dirigir tus historias?
Me encantaría ser capaz de crear un mundo con tal envergadura y complejidad que la historia nade entre sus ciudades, con una trama fluida, donde pueda describir el día a día de mis personajes sin llegar a ser monótono. Aún me queda mucho camino, sobre todo a la hora de profundizar en sentimientos más complejos, en historias con varias tramas y personajes implicados, donde todo esté cuidado al detalle.
–¿Alguna vez te pillaron escribiendo algo en clase y tuviste que leerlo en alto?
Por suerte soy rápida y tapo el texto antes de que lo vea nadie. Sí tenía una profesora, María Jesús Arellano, que valoraba mucho todos los poemas y pequeñas historias que escribía. Gracias a ella (y por eso la dedico mi primer libro) comencé a amar la literatura y la escritura. Imagínate, una niña temerosa de mostrar algo de sí misma se encuentra con una mujer que, con una sonrisa, te hace sentir orgullosa de lo que haces. No tiene precio.
-¿Cómo te mueves en las redes sociales para promocionar tus obras? ¿Qué plataforma te resulta más útil para darte a conocer?
Me encantan las redes sociales e interactuar con la gente por ellas, así que esto ha sido pan comido. Uso Facebook, Twitter e Instagram, sobre todo para informarme de otros escritores y mantener el contacto. Además, también uso Goodreads, una plataforma de lectura que está muy interesante para ver tu progreso en tus lecturas y recomendar libros.
-Octavio Paz decía que escribía para que la muerte no tuviera la última palabra. ¿Para qué escribes tú?
Creo que también para ser perpetua, o mejor dicho, para que la muerte me pille sin arrepentimiento. Escribo por mí, porque me encanta saber que, aunque mi vida pase segundo a segundo, los estoy empleando en lo que más me gusta.
-¿Cómo sientes la relación con el lector respecto a lo que cuentas?
Siempre he intentando escribir lo que yo he querido, y no lo que los lectores esperan. Bienvenidos a Lúcido es un libro que hay que leerlo dos veces, y aunque mucha gente admite que es un libro complicado, para mi escribirlo ha sido un reto; por eso quería que para el lector también fuera un desafío adentrarse en él–y quién lo ha hecho ha salido bastante contento-. Me encanta tener a mis lectores cerca, e implicarlos en la lectura.
-¿Qué es lo que persigue alguien que está empeñado en contar historias?
Que las entiendan, que sean capaz de empatizar con los personajes y entrar en su mundo. Para mi la parte más difícil de la escritura es conseguir que tu personaje cobre vida, y, como se dice en el mundo de la literatura, “suspender la incredulidad”, llegar a un acuerdo invisible con el lector para que se crea a pies puntillas todo lo que le vas a contar, y que se siente al lado de tu personaje, que viva con él la historia que el propio personaje, por medio de ti, ha ido creando.
-¿Qué relación estableces con tus personajes cuando escribes? ¿Vas de la mano con ellos o los ves más desde fuera?
He escrito escenas con el corazón encogido, y con el estómago revuelto. He sentido el frío de mis personajes, su sentimiento de soledad, su pena o su felicidad. Cuando un personaje consigue engancharte – porque lo consigue el personaje, no tú- ya estás perdido. Siempre quiero que mis personajes estén ligados a mí, aunque teniendo su propio carácter y personalidad. Pero para conseguir que un personaje sienta y padezca, tú tienes que darle la mano y lanzarte con él.
-¿Cuál piensas que es el secreto para que unos libros se lean más que otros?
Por un lado, todo el movimiento editorial y de medios que tienen ciertos libros, aunque sea triste decirlo claramente. Por otro lado, muchas veces vende el nombre, y lamentablemente, a veces el nombre no tiene relación con la literatura. Y muchas otras veces – y ¡hurra! – el secreto está en la trama, en los pequeños detalles, en los comentarios velados entre lectores que, poco a poco, van creando una red de recomendaciones y consiguen que pequeñas novelas salgan a la luz.
-Hay una frase de Horacio Quiroga que siempre me hace pensar. Él decía “no escribas bajo el imperio de la emoción. Déjala morir, y evócala luego”. ¿Tú escribes bajo su dictado o la evocas?
Yo escribo bajo el imperio de la emoción, me dejo llevar, dejo que escape por mis dedos y cuando ya estoy vacía, cierro la novela, espero unas semanas, y vuelvo a abrirlo. A veces leo partes de mis novelas que no me creo que hayan sido escritas por mí. Quién me conoce sabrá que soy una persona bastante “calmada”, pero cuando se trata de novelas, puedo ser muy emocional.
–¿Cuales son tus próximos proyectos literarios?
Tengo pendiente una trilogía de ficción con una trama que me encanta y unos personajes que me tienen enamorados. La primera parte ya está escrita, pero estoy con la segunda. Por otro lado, estoy escribiendo a mano un pequeño relato de fantasía que está cogiendo forma poco a poco. Y, por otro lado, tengo un mega proyecto de historia donde tan sólo tengo confeccionado el mapa y alguno de los personajes. Conclusión: espero no parar y seguir mostrando, poco a poco, la magia que galopa por mi cabeza.
-Después del principio, el nudo y el desenlace. ¿Querrías dejar alguna postdata?
¿Sabías que los japoneses creían que los terremotos se causaban por arañas gigantes que se movían bajo la tierra? ¡Muchas gracias por la entrevista!
Gracias a ti, Marta. Sin duda en tus novelas reside la magia y la emoción en estado puro.
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