El ahorro es una actividad deseada por muchos pero llevada a cabo únicamente por aquellos que conocen las pautas a seguir y que las implantan en su vida diaria de forma correcta. Una de las acciones principales a tener en cuenta es la eliminación de los pequeños gastos que hacemos día a día y que parecen irrelevantes, pero que a final de mes suponen una cuantía bastante elevada, sin apenas notarlo debido a su bajo importe.
Existen muchas formas de acabar con estos “gastos hormiga”, como fijar un presupuesto mensual en base a un análisis de ingresos y gastos o incluso abriendo una cuenta bancaria como la que ofrece Openbank. Pero estos no son los únicos trucos disponibles, a continuación se pueden encontrar otros sencillos consejos que convertirán el ahorro en una acción mucho más sencilla.
¿Qué son los “gastos hormiga” y cómo se puede prescindir de ellos?
Una de las principales razones por las que mucha gente no es capaz de ahorrar es por los conocidos como “gastos hormiga”, aquellos consumos, en un primer momento prácticamente invisibles, pero que a la larga y acumulando uno tras otro suponen un gasto bastante notorio en el presupuesto mensual.
La principal característica de este tipo de gastos y lo que hace que sean tan dañinos para la economía personal es, sobre todo, su repetición constante. A pesar de ser prácticamente irrelevantes, razón por la que muchas veces no son tenidos en cuenta, según pasa el tiempo, estos se van acumulando, destruyendo totalmente la posibilidad de ahorrar.
Pero no hay que preocuparse, puesto que se trata de gastos que se pueden evitar o incluso sustituir. Y es que los principales “gastos hormiga” que se suelen realizar son:
- Comidas fuera de casa, sobre todo aquellas de bajo importe.
- Compras impulsivas, rebajas o caprichos que no se encuentran en la lista de la compra básica.
- Productos de marca o pequeños vicios.
- Pagos de tarifas de suministros del hogar no adecuados al consumo que se realiza, ya sea en la factura de internet, de la luz o del gas, por ejemplo.
- Pago de la cuota de un seguro excesivo a causa de la contratación de coberturas innecesarias.
- Suscripciones a ciertas páginas o plataformas de streaming.
Pero, ¿cómo se pueden reducir o incluso eliminar este tipo de gastos?
En primer lugar, es imprescindible llevar a cabo un análisis de los ingresos mensuales y la forma en la que estos se distribuyen, dividiendo los consumos en gastos fijos entre los que se encuentra el alquiler de la vivienda o el pago de las cuotas de la hipoteca; las facturas de agua, luz, gas e internet; y/o las cuotas de los seguros contratados, entre otros. Una vez se estudie la cantidad de dinero que se invierte de forma fija al mes en estos gastos fijos, es importante conocer el resto de gastos que se realizan.
Hecho esto, se debe realizar una planificación mensual, priorizando los gastos e identificando aquellos que se pueden evitar. Se puede fijar una cantidad extra al mes para ciertas compras menos necesarias, pero nunca se debe salir de ese presupuesto si lo que se busca es ahorrar.
Otras formas de conseguir acabar con estos “gastos hormiga” son:
- Procurar no caer en tentaciones. Antes de realizar alguna compra por impulso es necesario preguntarse si realmente es algo indispensable y si ese gasto hará que te salgas del presupuesto fijado.
- Cuando se lleve a cabo una compra importante, es básico tomarse un tiempo para analizar todas las posibilidades y para comparar las tarifas de los distintos proveedores. Ya sea la compra de un bien que suponga un desembolso elevado o incluso la contratación de algún tipo de servicio cuya cuota suponga una gran inversión.
- Por último, otros de los principales “gastos hormigas” son aquellos que se llevan a cabo cuando se realiza la compra de alimentos y otros útiles para el hogar. Para evitarlos, es aconsejable preparar una lista con los artículos necesarios y procurar ceñirse a ella.
Una cuenta bancaria para cada necesidad
Existen distintos tipos de cuentas bancarias que ofrecen distintas opciones a los usuarios en función de las necesidades de cada uno y de la finalidad que buscan conseguir abriendo dicha cuenta. De este modo, se puede establecer la siguiente clasificación:
- Cuenta corriente / cuenta nómina: ambas tienen tarjetas asociadas, permiten domiciliar recibos y realizar las gestiones habituales: ingresar y retirar efectivo, ordenar transferencias… La diferencia está en que la nómina se domicilia en la cuenta nómina o pensión.
- Cuenta de ahorro: como su propio nombre indica, es la cuenta que ofrece la posibilidad de ahorrar, generando rentabilidad a través de los intereses. Normalmente, este tipo de cuentas no tiene asociada ninguna tarjeta; no se puede retirar efectivo en ellas de forma directa, ni domiciliar recibos, con el fin de que cumplan su función: ahorrar.
- Cuentas para menores de edad o para jóvenes hasta una cierta edad (hasta 30 años, según los bancos). Pueden ser cuentas corrientes o cuentas de ahorro, con alguna ventaja añadida sobre las anteriores.
Una vez se abre la cuenta bancaria necesaria, es importante fijarse en las condiciones contractuales y seguirlas al pie de la letra, cumpliendo los requisitos de vinculación estipulados para evitar cualquier tipo de gasto añadido. Estos requisitos suelen ser la domiciliación de ingresos regulares, la realización de un número de gastos mínimos con la tarjeta o la obligación de vincular ciertas facturas a una cuenta de forma periódica.
También es recomendable tener en cuenta lo siguiente:
- Evitar siempre alcanzar números rojos: se puede lograr manteniendo un saldo mayor al mínimo sugerido por la entidad, que generalmente suele ser de 15€.
- Revisar la política de cajeros de tu entidad bancaria y sacar dinero únicamente en aquellos que se pueda realizar de forma gratuita.
- Activa la correspondencia online de tu entidad bancaria, evitarás posibles cargos por asociados al envío de correo postal.
Es muy sencillo terminar con estos gastos, basta con identificarlos y seguir las pautas fijadas para evitar derrochar dinero en servicios o productos innecesarios. De este modo, el ahorro será mucho más sencillo.
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Este artículo ha sido redactado sin ánimo de exhaustividad y con efectos meramente informativos, sin que el mismo suponga ningún tipo de asesoramiento o recomendación por parte de Open Bank, S.A. Open Bank, S.A. declina cualquier responsabilidad por la emisión del presente artículo.