Madrid a través de los ojos de Sofía
Madrid es mi ciudad natal y para mí es una cuidad preciosa, me costaría mucho irme de aquí.
Pero si hoy fuera mi último día, no dejaría de ver un atardecer en la Catedral de La Almudena o en los Jardines de Sabatini. Desde ahí se contempla gran parte de esta bonita cuidad y es espectacular ver como poco a poco cae el sol y Madrid sigue ahí perfecta con sus edificios, sus jardines, su gente y todo su encanto.
No podría despedirme de mi ciudad sin dar un paseo por Sol y respirar por última vez el ambiente de las calles que la rodean siempre llenas de gente.
Subiría hasta la calle Gran Vía para escuchar ese sonido peculiar de bullicio de coches y personas donde tantas veces he paseado.
Andaría y andaría por todo el centro hasta que terminara cansada de ver sus calles, sus tiendas, sus bares y restaurantes, los cines…todo aquello que a donde quiera que vaya posiblemente no lo encontraré, y si lo encuentro nunca lo veré con los mismos ojos con los que veo a mi Madrid.
Indudablemente, iría a la Plaza Mayor, imaginándome esos meses de invierno y sobre todo, de Navidad, para recordar todos sus puestecitos, la gente que podemos encontrar a lo largo de toda la plaza pintando caricaturas y percibir que el mundo está feliz, o enfadado, o simplemente sólo con prisas, ese olor a castañas recién hechas en cualquier esquinita de la plaza y como no…después de todo el día caminando hay que reponer fuerzas con un bocadillo de calamares en las calles salientes desde la plaza, como por ejemplo el bar de la Campana de la calle Botoneras, o un jamón en el museo del jamón de la Carrera de San Jerónimo.
Como olvidar el Parque del Retiro, dónde tantas veces me han llevado mis padres a que jugara por el césped, corriera, saltara y por un momento me sintiera libre. O esos paseos en barca que me daban miedo porque siempre pensaba que se iba a hundir la barca y me iba a caer al agua, dónde según me decía mi hermana había pirañas que si era mala me podían comer.
Madrid es algo especial para mí, indescriptible ese sentimiento de madrileña que llevo dentro, pero sin duda, los olores, su gente, su ambiente de día y de noche… todos estos paseos no serían tan especiales sin la compañía de mi familia y de mis amigos, sin ellos…Madrid sólo sería una cuidad bonita más, entre otras muchas por la que dar un paseo, por eso es importante porque he nacido y he convivido aquí rodeada de una cuidad preciosa al lado de la gente que me quiere y que me han enseñado a cuidarla como si se fuera a extinguir esta cuidad hoy mismo.