Cocina tradicional en un ambiente cosmopolita
Hablar de Caray (Hermosilla, 2) es hablar de contrastes. Pocos meses de vida tiene este restaurante, situado a pocos metros de Colón, y ya se ha ganado la etiqueta de imprescindible entre los que se autoproclaman ‘foodies’ o los que nos gusta el buen comer, como yo prefiero llamarnos. Caray es una perfecta combinación entre una gastronomía tradicional, que aboga por el buen trato a la materia prima, y un ambiente moderno y cosmopolita que apuesta por los tonos turquesas y dorados como colores predominantes.
La entrada, bien custodiada por un guapísima chica en la recepción, sirve de anticipo de lo que uno se va a encontrar en Caray: un espacio moderno y un personal profesional con buen trato. En el interior nos encontramos con una gran barra donde tomar algunos de los cócteles que allí se preparan con maestría. Más allá del espacio destinado al arte de la mixología, encontramos una buena cantidad de mesas con otra buena cantidad de asientos acolchados que dieron a nuestra comida una comodidad de agradecer.
El ambiente que encontramos cuando fuimos, un lunes a la hora de comer, era principalmente ejecutivo, con mucho señor trajeado que daba la sensación de estar hablando de números, balances y comisiones. El hecho de que Caray esté situado en una zona de negocios hace que allí encontremos hombres y mujeres de negocios, obvio. No obstante, por la noche nos aseguran que Caray baja la media de edad y el ambiente es mucho más moderno e ideal para pasar grandes momentos entre amigos o cenas íntimas con esa persona especial.
Ya sentados y con la carta en la mano, observamos que Caray ofrece una cocina tradicional, que presume de un trato preferente de las materias primas, evitando mezclar muchos ingredientes en un mismo plato para preservar el sabor original de los alimentos. Así, no esperes encontrar grandes fusiones o nombres de platos interminables, en Caray tienen cocina de calidad basada en la sencillez como arma principal.
Nosotros empezamos con un aperitivo de salmorejo, más suave de lo habitual pero con un sabor y textura impresionante. Ideal para que las tripas empezaran a rugir y el sabor del ajo no camuflara el de los próximos platos. Le siguió las croquetas de ortiguilla (10€), muy cremosas y con un sabor diferente, recomendable. Seguimos con la cecina de ciervo con pesto de cherry (11,50), con el gusto fuerte característico del ciervo y un sabor inconfundible. Antes de llegar a los platos principales terminamos los entrantes con una albóndigas de gambón, con un sabor exquisito.
Los platos principales que elegimos, y muy bien, fueron las milhojas de presa ibérica, un acierto seguro para los carnívoros, y el tartar de atún rojo (22,5€), una delicia y un plato del cual no puedo ser objetivo porque es uno de mis favoritos, impresionante. Toda buena comida debe terminar con un buen postre y así fue gracias a los buñuelos de chocolate (7€) y el cremoso de queso con arándanos (7€), dos delicias dulces que pusieron la corona a una comida de reyes.
Datos de interés
Qué: Caray, restaurante de cocina tradicional en un ambiente moderno
Dónde: Hermosilla, 2
Cuánto: 35€
Cuándo: abierto todos los días de 13h a 00h (J,V y S hasta la 01h)
más información y reservas en su página web | Facebook | Twitter | 91 485 7801 | info@caraymadrid.com
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